Síntomas

• La mayoría de las personas que sufren de enfermedad vascular periférica no tienen síntomas.
• Cuando la restricción del flujo sanguíneo en las arterias de las piernas es importante, aparecen algunos de los siguientes síntomas:
• Dolor, pesadez, cansancio o calambres en una o ambas piernas (glúteos, muslos o pantorrillas) al caminar o realizar otra actividad como subir escaleras, que cede cuando se detiene la marcha, lo que se denomina Claudicación Intermitente. Muchas personas no reportan estos síntomas, creyendo que son normales por falta de entrenamiento o porque son normales debido a su edad.
• Calambres o dolor en las piernas durante el descanso, que muchas veces interrumpen el sueño.
• Heridas en los pies o piernas que tardan en curar.
• Cambio de color en la piel de las pantorrillas o pies, que se tornan pálidas o azules.
• Frialdad en una pierna
• Falta de crecimiento de vello en las piernas.
• En casos severos, en los cuales la enfermedad ha progresado hasta obstruir casi totalmente la llegada de sangre a los músculos, aparecen síntomas como dolor en las piernas de reposo, especialmente de noche cuando las piernas están en posición horizontal en la cama, lo que provoca que la persona necesite bajar las piernas al costado de la cama. También pueden aparecer ulceras en los pies, que no curan.
  
  
• En casos extremos, los músculos pueden morir por falta de sangre, lo que se denomina gangrena, pudiendo ser necesario realizar la amputación de la parte de la pierna afectada.