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La presión o tensión arterial es la fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes de las arterias en su trayecto desde el corazón hacia los órganos del cuerpo. Esta fuerza genera presión dentro de las arterias que, dentro de ciertos límites es normal.
El corazón es un órgano muscular y es el responsable de proveer de sangre a los órganos del cuerpo. El corazón late varias veces por minuto. En cada latido el corazón se expande para recibir sangre hasta su máxima capacidad y luego se contrae para expulsar la sangre hacia el resto del cuerpo a través de vasos sanguíneos llamados arterias. La presión de la sangre sobre las arterias, se denomina “presión arterial”.
Para entenderlo veamos este experimento: si llenamos de agua un globo hasta expandirlo a su máxima capacidad, se generará dentro de él una gran presión. Si conectamos una manguera a la salida del globo interponiendo una válvula, y lo presionamos, la presión dentro del globo abrirá esta válvula y el líquido saldrá hacia la manguera, ejerciendo presión sobre sus paredes.
A medida que el líquido pasa, produce una elevación de la presión en las paredes de la manguera hasta que cierra la válvula, el líquido deja de pasar, y la presión disminuye.
Algo similar, sucede en nuestro organismo.
Cuando la sangre sale del corazón y entra en las arterias, la presión en sus paredes se eleva y una vez que la sangre deja de pasar, esta presión disminuye.
Se denomina entonces “tensión arterial” o “presión arterial” a la fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes de las arterias.
A la primera fase, donde la presión dentro de las arterias se eleva cuando el corazón se contrae y expulsa la sangre, se la conoce como presión “sistólica” (o “máxima”).
A la segunda fase, cuando el corazón se relaja, y queda una presión remanente en las arterias, se la conoce como presión “diastólica” (o “mínima”).
La presión arterial se mide en unidades de milímetros de mercurio (mmHg). Para medirla se utilizan los “esfigmomanómetros” o “tensiómetros”.
Estos aparatos se diseñaron a partir de columnas de mercurio (Hg) que se desplazan sobre una banda milimetrada. De ahí que hablemos de 120 mmHg. (120 milímetros de mercurio). La voz popular ha recogido desde hace tiempo los dos primeros dígitos y por eso se acorta a “12”.
Pero eso no es correcto porque obviamente no es igual 120 que 129. La presión óptima para una persona adulta es menor de 120/80 mm Hg. Tal vez Ud. haya escuchado en la calle "12/8".
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